sábado, 19 de junio de 2010

Pequeños Bastardos, una raza privilegiada




Después de escuchar en repetidas ocasiones el interesantísimo single “Nada” de Zoé, y encontrarme con algunos vídeos de Bunbury me di cuenta que la mayoría de mujeres simplemente se quejan por gusto.

Búnbury, Colin Farrell, Jim Morrison, Vin Diesel, James Dean y otros tantos tipos malos son el estereotipo de aquellos hombres que roban los sueños de la mayoría de mujeres. Y eso es lo que me hace escribir esta entrada.

¿Cómo es posible que después de siglos de desarrollo técnico y encuentros sorprendentes en el campo de la psicología humana las mujeres aún sigan atadas a sus instintos primarios y primitivos y querer ser tomadas a la fuerza por el cavernícola?



A partir de hace muchos siglos los hombres hicimos las paces con nuestros instintos y aceptamos que somos animales en celo que buscamos en cualquier momento el apareamiento, aunque sea mental o virtual con el espécimen que llama nuestra atención. Pero es interesante ver como las mujeres se han enmascarado en relaciones en las cuales buscan, según ellas, al tipo elegante, virtuoso, amable, caballeroso, de buenas modales, galante, inteligente, respetuoso y toda esa larga lista de bla bla bla bla bla bla para que luego se dejen arrastrar emocionalmente por los hombres más primitivos.

Esto me recuerda varios ejemplos que son sorprendentemente buenos y que se encuentran en los propios medios:

1. La fastidiosamente sensual y pasivamente violenta escena de “Eyes Wide Shut” en la que el personaje de Nicole Kidman le confiesa a su marido que a pesar de jamás haberle sido infiel corporalmente ella deseo ser poseída por el marinero en sus vacaciones mientras su esposo la poseía. Uff buenísima escena (claro que tenía que se Kubrick quien ideara algo así)
2. El romance vulgar y erótico entre un simple guardabosques y una elegante e inteligente dama de sociedad en “El Amante de Lady Chaterley” de D. H. Lawrence.
3. La conocidísima campaña de zapatos de MD en donde los hombres más primitivos son comparados con objetos (como publicista me pareció buenísima jajajajaja, el más puro porno para mujeres jajajajajajaja)





Y así podría seguir citando miles de ejemplos en los que resalta ese particular asunto, las mujeres desean conscientemente un caballero de brillante armadura pero añoran ser tomadas a la fuerza por el bárbaro y rendirse ante sus encantos.

Que quede claro que en ningún momento estoy propiciando ningún tipo de violencia en contra de las mujeres sino más bien hago hincapié en la forma en la que el género ha mantenido su instinto natural de ser conquistadas, poseídas y delimitadas como en los inicios de la humanidad (remontándonos a lo que pudo haber sido los albores de las sociedades patriarcales y no las supuestas equitativas y perfectas sociedades matriarcales primitivas). En fin, esto no es machistas contra feministas sino simplemente la idea de cómo las mujeres están tan unidas a su disfrute de los “Pequeños Bastardos” que a pesar de todo y de los dolores de cabeza que podrán generar (aunados a los clásicos corazones rotos), ellas siguen allí, buscando al truhán y rechazando a los caballeros.



¿O será acaso que el perfecto caballero es simplemente la segunda mejor opción, esa que se debe tomar después de saber que se va a perder en una apuesta pero igual se tiene la necesidad de aquella intensa dosis de adrenalina en la carrera de galgos arreglada? Porque muchas veces pareciera que cada mujer que termina al lado de un perfecto caballero de brillante armadura y reluciente espada, ha sido dejada en su lejana torre por culpa de las aventuras tormentosas con un ladronzuelo de carretera (esos de pelo largo, camisa abierta y labia sorprendente).

Que secreto pueden poseer los “Pequeños Bastardos” que fascinan de manera compulsiva a las mujeres. Pero luego surge una pregunta obligada, ¿que diferencia a un player de un pequeño bastardo? ¿Será acaso la desfachatez clara de los bastardos para ser arrogantemente sinceros? ¿Será la fama que les precede de inconquistables, duros y arma pleitos? ¿Será acaso el aspecto de vagos irreconciliables con la sociedad? ¿O simplemente será que estos tipos son la excusa perfecta para que una mujer se sienta subyugada a un hombre sin tener que dar explicaciones y poder llorar sus penas tranquilamente al lado de otras víctimas de un pequeño bastardo para reponerse y seguir cazando al hombre perfecto?

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